Sí, es una suerte. Me dais una envidia cuando veo las fotillos de los entrenos...
Yo salgo normalmente con una compañera (por el retiro) o con mi pareja (por la zonilla de casa). La verdad es que ahora que ya conozco el ritmo al que debo empezar para no morir, salir por casa (empiezo con una cuesta terrible de 950 m de longitud que, cuando ando bajona la hago andando) es un lujo: pista forestal, entre pinos, jaras, enebrales... y si voy para el otro lado, todo el rato con la bola del mundo y la maliciosa de fondo. La música casi como que apetece menos incluso.