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Ver la versión completa : Una fórmula para la felicidad



Cotorra
16-ene-2012, 00:58
¿Hay una fórmula que se pueda aplicar en el día a día y que nos lleve a alcanzar la felicidad? El psicólogo Joan Garriga, autor de los libros 'Vivir en el alma' y 'Dónde están las monedas', está convencido de que así es, que afrontando la vida de cierta manera se puede estar más cerca de esa deseada y codiciada felicidad.

Para Garriga, quien ha intervenido esta semana en el ciclo 'Encuentros de ciencia y pensamiento' organizado por la Diputación de Málaga, esa "especie de fórmula para alcanzar por la felicidad" está compuesta por la combinación de dos variables.

La primera variable es “centrarnos con todas nuestras energías en la dirección de aquello que nos mueve profundamente”. “¿A ti te mueve tener hijos? Te mueves en esa dirección ¿Ser periodista, pintar, la agricultura, ser monja? Todos caminamos a la felicidad cuando respetamos aquello que nos mueve, aquello que somos”, advierte.

La segunda variable a tener en cuenta para que esta fórmula de la felicidad tenga éxito es “sintonizarse con lo que la vida quiere aunque sea distinto de lo que yo quiero” . “Y es que la vida se impone soberanamente muy a menudo”. Pone dos ejemplos: hay veces que una mujer no quiere tener hijos, pero los tiene o, a veces, se tiene un hijo estupendo pero enferma.

“Yo trabajo en esto y lo veo todos los días. La vida se impone, así que de lo que se trata es de poder sintonizar con los propósitos de la vida aunque sean distintos a los nuestros, porque si luchamos contra la vida el sufrimiento se redobla”, explica en una entrevista con ELMUNDO.es Garriga, para quien “el asentimiento, la humildad, el guardar un lugar en el corazón a lo que la vida trae aunque no sea lo que queremos, es vital”. “Y esto no es resignación, es heroico”.

Los tres pecados

Eso sí. Es necesario estar alerta, porque a la hora de ir con aquello que nos mueve profundamente hay tres enemigos importantes, tres errores o pecados, advierte. “Y pecado no entendido como un término moral, sino con el significado de errar el tiro que significa no dar en el blanco de la diana existencial que tenemos asignada”.

El primer error, detalla este psicólogo catalán, es no darle a la vida lo que tenemos que darle. “Yo por ejemplo tengo para darle a la vida ser un buen poeta, pero no lo hago porque tengo miedo, no me arriesgo. Ahí hay que desarrollar valentía, coraje”, señala.

El segundo pecado sería pretender dar lo que uno no tiene. “Uno pretende pasar gato por liebre, identificarse con un personaje ideal y calzar con este personaje. Uno se inventa el personaje del artista, del abogado, del poeta, del carpintero, pero no es su disposición, no es lo que tiene para dar”, enumera Garriga, quien está convencido de que “lo que tenemos para dar en parte no lo elegimos, nos viene dado” y cada uno tiene talento para algo determinado. En definitiva, sería “pecar contra la vida y contra el amor cuando intentamos darle a la vida lo que no tenemos” y el antídoto a este pecado sería desarrollar la verdad y la transparencia.

Y el tercer pecado es “no tomarnos la atención y la conciencia para saber qué es lo que tenemos y lo que no tenemos”. Para contrarrestarlo la solución sería desarrollar un contacto más profundo con uno mismo y con los propios movimientos y no adaptarse a lo que la vida traiga.

Para Garriga la felicidad también tiene mucho que ver con la gestión del amor en los vínculos. “Una vida puede ser mirada como una danza continua de movimientos del corazón, de expansión del corazón y de retracción del corazón”, asegura. De hecho, “el corazón biológico está preparado para amar todo tal y como es, pero se pervierte por la mente, por nuestras ideas personales, nuestras ideas de nosotros mismos”.

“Por ejemplo, el corazón se pregunta, ¿por qué no puedo dar un buen lugar, amar al violador? Forma parte del juego de la vida y darle un buen lugar no significa disculpar lo que ha hecho, significa reconocer que nosotros potencialmente somos violadores”, expone.

El buen y el mal amor

Garriga distingue entre dos tipos de amor: el buen amor, que es precisamente el que conduce a la felicidad y a la vida, y el mal amor, que se caracteriza por lo contrario. “El buen amor abre su corazón a la realidad tal y como es y no a la realidad tal y como imaginamos que debería de ser y se inclina y abraza a la vida, a las personas y a las cosas tal y como son”.

En el lado contrario estaría el mal amor, “un amor ciego que guarda lealtad a aquellos que amamos y que hace que nos impliquemos con ellos pretendiendo llevar cargas y sacrificios”. A veces, explica Garriga, lo que sucede con el mal amor es que, por ejemplo, la madre que pierde a su hijo “está más en la muerte que en la vida porque se quedó anclada con el hijo perdido en lugar de dedicar su vida a los hijos que viven”. “Hay un tipo de amor solidario que genera dinámicas terribles de te sigo a la culpa, te sigo a la tristeza, te sigo a la muerte. Es decir, me siento más cerca de ti si te acompaño en tu sufrimiento”, señala.

Si hay un lugar en el que se busca el amor ése es precisamente en la pareja. ¿Cómo lograr que ahí se dé el buen amor? Para Garriga “el mal amor viene de que uno de los miembros de la pareja o los dos se mantienen leales y conectados con los asuntos de su familia de origen en lugar de aterrizar en la pareja como diciendo lo que hemos creado juntos que sea más fuerte”. El mal amor también está relacionado con intentar cambiar al otro. “La gente sufre porque quiere que el otro sea distinto a como es. Y si durante mucho deseamos eso, nos conviene irnos, porque la gente tiene la desagradable costumbre de seguir siendo como es”.

También es importante la igualdad entre los dos miembros. A lograrlo ayuda, garantiza, “que el hombre sea hombre y especialmente hijo de su padre y que esté bien surtido de energía masculina y que la mujer sea hija de su madre y esté surtido de energía femenina para que se encuentran desde la polaridad”. Muchas veces esto no ocurre y, por ejemplo, “hijos que no se apartaron de la madre y siguen siendo niños de mamá y van a la mujer como chicos, caprichosos, poco consistentes y están debilitados”.

La fórmula para ser feliz está clara, pero ¿en la práctica y con la situación que hay ahora mismo en España con más de cinco millones de parados y una crisis galopante, cómo aplicar esa receta de la felicidad en plena adversidad? Garriga cree que “serían más felices los tirando a pobres si no fuera porque se comparan con los ricos”. “Vivimos en un mundo en el que mucha gente hace depender la felicidad de con quien se compara y si nos comparamos con como estábamos hace cinco años, cuando había mucha abundancia, pues ahora somos infelices”.

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/13/espana/1326448505.html

Cotorra
08-abr-2012, 11:12
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Dos jóvenes muestran su alegría tras conseguir dos entradas de fútbol.

El estrés de los atascos diarios, el miedo a la crisis económica, el cansancio al llegar a casa del trabajo y tener que atender las múltiples necesidades de los hijos... Son situaciones que merman cada día el bienestar individual y, con ello, la salud. Pero, ¿de qué manera podemos aumentar nuestra felicidad? ¿Es el dinero la clave de nuestro optimismo? ¿Tenemos herramientas para mejorar nuestro humor?

Numerosos estudios avalan que detrás de muchas enfermedades se encuentran el estrés y la infelicidad: Aquellos que son optimistas sobre su salud tienen una menor incidencia de mortalidad cardiaca, menos riesgo de sufrir un infarto cerebral, se adaptan mejor a las situaciones o siguen una dieta más equilibrada. Razones importantes, además de generar un mayor bienestar, por las que se quiera aumentar el nivel de felicidad.

Pero, ¿cuál es la mejor manera de mejorar nuestro estado de ánimo? "Cuando alguien está negativo, no deprimido, sino que está de bajón, lo mejor es activar tanto la mente como el cuerpo. Se recomienda hacer deporte porque cuando el cuerpo está ejercitado permite a la gente estar más relajado y se vincula con menos enfermedades", afirma Mónica Pereira, especialista en Psicología Positiva.

No obstante, todos los expertos señalan que lo fundamental está en la cabeza. "Las expectativas son fundamentales a la hora de ser feliz. Van cambiando de dos formas: o nos adaptamos, de manera que éstas son simplemente aquello a lo que estamos acostumbrados, o nos comparamos con los demás, de forma que esperamos conseguir lo que tienen los otros. O dicho de otra manera, la felicidad es igual a lo que tengo hoy menos lo que tenía antes", explica Manel Baucells, catedrático del departamento de economía y empresa de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y autor del libro 'La fórmula de la felicidad' (Planeta).

Realidad y expectativas

Sin embargo, tal y como apunta Baucells, las expectativas no son fáciles de controlar. "El cerebro se adapta al entorno y nos acostumbramos a todo. Un ejemplo es lo poco que apreciamos los ordenadores, el correo electrónico o el teléfono. Si pensaras que estos avances no existen imagínate el shock. No se valoran, de lo contrario la gente estaría todo el tiemo dando saltos de alegría".

¿Y qué podemos hacer para cambiar nuestra forma de ver la vida y aumentar así la felicidad? "Debemos buscar apoyo en nuestro entorno porque, en el caso de que necesitemos ayuda, no vamos a estar solos. Otro factor que nos aumenta el nivel de felicidad es hacer cosas por los demás, que puede ir desde acompañar a tu madre a la compra o apuntarte a una ONG. Y otra cosa fundamental es agradecer las cosas que tienes, tanto a los demás como a ti mismo, premiarte por ello", explica Pereira.

Baucells ofrece recomendaciones más adaptadas a la tónica de su libro que él define como "un poco ingenieril" y que están en relación a las leyes de la felicidad que argumenta en el manual. "Siempre hay que buscar recorridos que vayan de menos a más, porque de esta manera se va a encontrar una sorpresa positiva en el camino. Por ejemplo, si vas de viaje aconsejo que se deje para el final las mejores cosas, porque de esta manera no nos acostumbraremos a lo bueno y nuestras expectativas irán a más", afirma.

Otro consejo es cuidar los bienes básicos, como la comida, la salud, el sexo o las relaciones sociales. "Nunca se debe abandonar estos bienes por bienes adaptativos, como es el dinero, tener una casa mejor, etc.", aclara Baucells.

Un tercer paso en la búsqueda de la felicidad para este escritor sería "el desarrollo de actividades que acumulen, que vayan sumando. Como aprender un idioma nuevo, trabajar en una organización que trascienda...". Porque como base para el bienestar se encuentra la variedad de actividades que realizamos.

Un cambio de perspectiva

Pero estos consejos quizás sean insufientes para frenar la negatividad en el momento de crisis económica que vivimos en España. ¿Se podría hacer algo más?

Mónica Pereira tiene claro que lo fundamental es cambiar el prisma. Durante un tiempo estuvo realizando un taller con personas paradas de larga duración para mejorar su bienestar emocional y los consejos parecieron dar fruto. "De las 12 personas que realizaron este taller, cinco no lo completaron porque antes encontraron trabajo. Tengo claro que la clave está en el cambio de actitud".

Esta psicóloga tiene por lema que 'en situación de crisis puedes decidir llorar o vender pañuelos'. "Hay que hacer cosas diferentes, no puedes quedarte enganchado al malestar. Por eso es importante ayudar de alguna manera a los demás, porque produce bienestar, y salir con los amigos, aunque sea a caminar y hablar. Creo que en España se estaba perdiendo el valor de estas pequeñas cosas que son gratuitas y se había reforzado sobre todo la idea de que el dinero lo compraba todo".

En sus talleres, entre otras recomendaciones, intentaba que el parado pensara de otra manera. "Les decía que pensaran que en otro momento conseguirían un mayor salario pero, que por ahora, eso no podía ser así. O que buscaran las habilidades que cada uno tiene más allá del trabajo que habían hecho hasta ahora. Hay gente que tiene aficiones de toda la vida, que le peuden valer para encontrar otro tipo de trabajo. Hay que buscar en otros ámbitos, mirar para adentro y ver qué puedo hacer".

Tanto esta especialista como Baucells insisten en que hay que ver la situación como algo temporal. Además, "que, tarde o temprano, nos adaptaremos a la nueva situación y seremos más o menos igual de felices. Porque aunque creo, y diferenes estudios así lo avalan, que el dinero sí da la felicidad, su efecto es moderado. Por otro lado, si hay crisis es mejor hacer los recortes pronto, que no se prolongue la situación, para ir de menos a más", señala el experto catalán.

Y si lo que falta no es el trabajo sino todo lo contrario, es decir, si se tiene demasiado trabajo porque 'hay que apretarse el cinturón', Pereira recomienda potenciar la vida fuera del puesto laboral. "Hay que visualizar que te quitas el uniforme del trabajo y te pones otro como el de hijo, madre, amigo, etc. Habrá gente a la que le cueste, pero hay que darte tus espacios y centrarte en las cosas positivas de tu entorno familiar y social", afirma esta psicóloga. Como reconoce Baucells, "el estrés del trabajo disminuye la felicidad también es cierto que no tenerlo la reduce mucho más".

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/04/04/noticias/1333547818.html

Cotorra
18-abr-2012, 23:14
http://www.abc.es/salud/archivos/201204/felicidad_cardiovascular-670xXx80.jpg

Las personas más optimistas tienen un riesgo de un 50% más bajo de sufrir un primer evento cardiovascular.

Que es mejor estar contento que triste o deprimido es algo que todo el mundo piensa. Sin embargo, son muy pocos los estudios que han encontrando una relación entre la felicidad y la salud. Es cierto que en las últimas décadas han sido muchas las investigaciones que han demostrado que los estados negativos, como la depresión, la ira, la ansiedad y hostilidad, son perjudiciales para la salud cardiovascular, pero apenas hay información sobre cómo las características psicológicas positivas están relacionadas con la salud cardiaca.

Ahora, de acuerdo con una revisión realizada en Psychological Bulletin y realizada en la Escuela de Harvard de Salud Pública (HSPH), los investigadores han visto que un bienestar psicológico parece reducir el riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otros eventos cardiovasculares.


Según explican sus autores, el hecho de no tener un estado de ánimo negativo o pesimista no implica ser feliz o ser positivo. «Hemos encontrado que factores como el optimismo, estar satisfechos con la vida o ser felices se asocian con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, independientemente de otros factores como la edad, el estado socioeconómico, el peso corporal o el hecho de ser fumador», explica Julia Boehm, coordinadora del trabajo.


Según los datos del trabajo, las personas más optimistas tenían un riesgo de aproximadamente un 50% más bajo de sufrir un primer evento cardiovascular en comparación con sus pares menos optimistas.


Tras revisar más de 200 estudios publicados en dos bases de datos científicas más importantes, los investigadores vieron que determinadas actitudes psicológicas, como el optimismo y la emoción positiva, protegen, de alguna manera, frente a las enfermedades cardiovasculares. Además, parece que estos factores retrasan la progresión de la enfermedad.

Marcadores biológicos

Para entender mejor la relación entre bienestar psicológico y la enfermedad cardiovascular, Boehm y su equipo analizaron el bienestar la relación entre dicho bienestar, conductas cardiosaludables y marcadores biológicos. Los expertos han visto que estas personas seguían comportamientos más saludables, como la práctica de ejercicio, seguir una dieta equilibrada y dormir lo suficiente. Además, un mayor bienestar se relacionaba con una presión arterial más baja, con perfiles lipídicos más saludables y un peso corporal normal.


En su opinión, si en el futuro se demuestra que un mayor niveles de satisfacción, el optimismo o la felicidad están relacionadas con la salud cardiovascular, esto tendría importantes implicaciones en el diseño de estrategias de prevención e intervención.

http://www.abc.es/salud/noticias/felicidad-cardioprotectora-11803.html

Cotorra
06-may-2012, 12:18
¿Se deprime con cada cumpleaños? ¿Teme envejecer? ¡Anímese! Las investigaciones indican que las personas mayores son más felices que las jóvenes y sufren menos estrés y depresión. Con la premisa -como a cualquier edad- de tener resuelto el trinomio básico: salud, dinero y afecto

http://img01.lavanguardia.com/2012/05/04/La-vida-es-una-gran-escuela-y-_54287617427_51347059679_342_226.jpg

La vida es una gran escuela y con la edad aprendes a ver venir los problemas y a esquivarlos para no hacer la vida aún más difícil

¿Cómo calificaría su grado de felicidad actual? ¿Y el que tenía, tiene o tendrá a los 30? ¿Y a los 70? ¿Cómo cree que se sienten las personas de esas edades? Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, planteó hace algunos años estas cuestiones a medio centenar de personas con unos resultados curiosos: los integrantes del grupo de mayores de 60 años se declararon más felices que los que aún no habían cumplido los 40, pero a la hora de valorar cómo creen que se siente la gente en función de la edad, todos los participantes se mostraban convencidos de que las personas son más felices a los 30 que a los 70. ¿Por qué este desajuste? Quizá porque nuestra sociedad entroniza la juventud como un valor en sí mismo y asocia envejecer con deterioro y problemas. Pero los resultados de los investigadores de Michigan no son una excepción. Existen muchas y muy diversas investigaciones que demuestran que las personas mayores –principalmente por encima de los 70- son más felices que las jóvenes.La psicóloga LauraCarstensen, de la Universidad de Standford (California), pidió a personas de entre 18 y 90 años que llevaran un diario de vida enfocado en sus estados emocionales y descubrió que la frecuencia con que jóvenes y mayores experimentaban emociones positivas era muy similar, pero los mayores experimentaban menos emociones negativas. Además, comprobó que en las personas mayores los estados positivos duraban más y los negativos menos; es decir, que con la edad las personas se recuperaban antes cuando se sentían tristes y cuando estaban alegres les duraba más tiempo.

¿Cómo es posible que con todo lo que conlleva envejecer, los mayores se sientan más felices? Los investigadores apuntan algunas teorías que, combinadas con la opinión recogida entre personas que superan la setentena y otras que trabajan con mayores, podrían resumirse en que las personas mayores son más felices porque son más sabias, porque disponen de más herramientas y estrategias cognitivas y emocionales para afrontar la vida, incluidas sus dificultades. “La clave es la experiencia, porque la vida es una gran escuela: se aprende viviendo”, declara J. A., de 90 años.

Claro que cada persona es única y cualquier generalización yerra. Y, tenga la edad que tenga, una persona será más o menos feliz en función de sus circunstancias, sus condiciones de vida y su personalidad. “Hay personalidades, tipos de persona, entornos, procesos biológicos, aprendizajes, que condicionan el desarrollo psicológico de cada cual, y eso influye, es tu bagaje con 20, 40 o 70 años”, apunta Purificación Sierra, especialista en psicología evolutiva y del desarrollo y profesora de la Uned.Ricardo Moragas, director del grupo de investigación en envejecimiento del Parque Científico de la Universitat de Barcelona (UB), señala que “envejecer es un proceso vital al final del cual, si hay salud, dinero y amor, todo es maravilloso; si no, no; con la edad tu organismo va acumulando desgaste y experiencia y, si el desgaste es mínimo, la vejez puede ser placentera”. Subraya que “la gente, de mayor, es tan limitada o tiene tanto potencial como tenía al nacer, pero durante el proceso ha acumulado experiencias y frustraciones; la personalidad no cambia, pero las reacciones del individuo sí, fruto de la experiencia”.

Y esa parece ser una de las claves de la mayor felicidad que confiere la edad, la forma de reaccionar. L.P. no tiene ninguna duda de que hoy, a sus 73 años, se siente más feliz que cuando tenía 30, y aduce varias razones para ello: “Me conozco más y con ello evito determinadas reacciones irracionales y absurdas; por otra parte, esa actitud de lucha básica que mantienes en la vida a partir de la adolescencia, desaparece a partir de cierta edad y de esa forma puedes disfrutar de cosas que antes vivías de forma más tensa y conflictiva”. La investigación de Laura Carstensen sobre los diarios emocionales evidenció que los jóvenes tienen más preocupaciones y los mayores aprenden a evitar situaciones que los hagan sentirse tristes o estresados, al tiempo que resisten mejor los comentarios críticos y se enfocan más en lo positivo, justo al contrario de lo que hacen quienes tienen menos edad. M. R. cree que el tener menos preocupaciones tiene que ver con que, a los 73 años, “la vida ya la tienes hecha”, pero J. A. está convencido que la clave está en que “con la edad aprendes a ver venir los problemas y a esquivarlos para no hacer las cosas más difíciles, que la vida ya es de por sí complicada”.

Y es que la experiencia es un grado. ¡Y muy elevado! “Te hace ver las cosas de forma diferente y, en general, mejor”, asegura Carme Triadó, coordinadora del grupo de investigación en gerontología de la Universitat de Barcelona. Explica que, a medida que nos hacemos mayores, buscamos recursos para ser lo más felices posible y adaptarse a las nuevas circunstancias y condiciones que impone la edad, como prueba el hecho de que casi todas las personas están encantadas de vivir más. “Ejemplo de este cambio de perspectiva es que, mientras pueden ejercer su actividad diaria sin depender de otros, los mayores te dicen que tienen buena salud, aunque luego descubras que toman diez medicamentos diferentes; o cómo disfrutan de sus nietos de forma más relajada de como lo hicieron con sus hijos, valorando lo que consideran importante”, dice Triadó.

Purificación Sierra apunta que, al envejecer, se producen cambios emocionales y cognitivos y la persona ajusta sus recursos para maximizarlos. “Las herramientas intelectuales trabajan de forma diferente respecto a la época de maduración o expansión de la persona; la experiencia hace que nos fijemos en lo que es importante de cara al futuro, no en lo más inmediato”, explica. Y añade que esa misma experiencia también hace que se gestionen de forma más equilibrada las emociones: “los mayores han aprendido con los años qué emoción acompaña mejor a cada momento y no tienen tantos picos de alegría incontrolada o de tristeza acusada; y son más equilibrados cuanto más lo es el entorno en que viven, cuando tienen apoyo y recursos emocionales y su calidad de vida es buena”.

Pura Díaz Veiga, psicóloga y vocal de Ciencias Sociales dela Sociedad Españolade Geriatría y Gerontología (SEEG), coincide en que la experiencia se nota mucho en las emociones y las reacciones: “Con la edad acumulas experiencia y trayectoria, sabes mejor cómo eres, cómo funciona tu cuerpo y cómo funcionas tú emocionalmente; tienes más destreza para encajar la situaciones negativas y las afrontas aceptándolas, no enfrentándolas de forma directa y tratando de resolverlas”. Agrega que esta habilidad es muy importante “porque cuando eres mayor pasan muchas cosas y en poco tiempo: pérdida de salud, de personas próximas, de estatus social… y la mayoría se adapta a ello de forma relativamente saludable”.

Hay quien califica como conformismo o resignación esta capacidad de adaptación de los mayores. Pero los expertos consultados aseguran que el conformismo de las personas mayores no es algo negativo, si no que tiene que ver con que son más selectivas. “Durante una parte de la vida no sabemos diferenciar lo que es importante de lo que no y peleamos todas las batallas, entre otras cosas porque tenemos una imagen de nosotros mismos como invulnerables; pero con la edad, uno tiene mas claro que el tiempo es limitado y los recursos también, y escoge los aspectos de la vida que considera cruciales pelear y deja de lado el resto de batallas”, la profesora de Psicología Evolutiva de la Uned.

Claro que aunque la experiencia ayuda a frustrarse menos, a apreciar lo que se tiene y a disfrutar de los pequeños detalles que producen bienestar, “también hay quien se estropea con la edad”, en palabras de Ricardo Moragas. En su opinión, en ello incide mucho la pareja, el ambiente en el que se convive y qué se hace tras la jubilación. “Orientamos a los niños para elegir escuela, para decidir sus asignaturas de secundaria, para escoger estudios universitarios o para insertarse en el mundo laboral, pero al jubilarte nadie te dice qué va a pasar, y es una etapa clave”, apunta. Y recuerda que, aunque no se hable de ello, hay una elevada tasa de suicido posjubilación.

Cotorra
06-may-2012, 12:18
Con todo, el informe anual dela Asociación PsicológicaAmericana(APA) que evalúa los niveles de estrés de la población a lo largo y ancho de Estados Unidos indica que las personas mayores declaran tener menos estrés que los jóvenes, se muestran más satisfechos con su vida, y expresan menos irritación, ira, depresión o tristeza como resultado del estrés. En Europa, un reciente estudio realizado por la Universidad de Luxemburgo yla de Würzburg(Alemania) sobre la relación entre la edad y los factores que conducen a la depresión indica que el grado de satisfacción con la vida es mayor en las personas de más de 63 años y tienen menos pensamientos negativos.

Algunos expertos subrayan que, para que sea así, es fundamental tener un proyecto vital, se tenga la edad que se tenga. Díaz Veiga lo llama el plan B: “Las personas positivas crean estrategias para continuar haciendo lo que les gusta en la vida; se ha visto con personas que disfrutan leyendo y que, al perder la vista, buscan alternativas para seguir haciéndolo; tener un plan B, no quedarse parado si no se pueden hacer las cosas de igual manera, es un predictor de envejecer con éxito, de seguir disfrutando”.

Esto lo tiene clarísimo L. P. “Sartre dijo que la vejez es la pérdida de la curiosidad y yo estoy de acuerdo con el matiz de que hay viejos de 20 años y jóvenes de 80”. Y apunta, que en su caso, el plan B está resultando en ciertos aspectos más intenso y fructífero de lo que hubiera sido el A. “De mayor estoy haciendo cosas que de joven no sabía, como pronunciar conferencias o realizar documentales, y estoy seguro de que además las hago mejor que si las hubiera intentado con 30 años, porque mi inteligencia es ahora más clara y más nítida y me sorprende ver cómo me vienen a la memoria cosas que aprendí a los 15, los 20 o los 30 años que me ayudan a resolver un problema actual”, confiesa.

Muy lejos de la resignación
Hay quien opina que si los mayores se muestran más felices que los jóvenes es porque se conforman con menos, porque viven resignados a su vejez. ¡Nada más lejos de la realidad que nos han transmitido las personas a quienes hemos entrevistado! Lo que sí cuentan es que su perspectiva de las cosas ha cambiado con la edad y algunas las ven diferentes. Estos son algunos de los cambios que aprecian:

Menos preocupaciones: no tienen tantas incógnitas por resolver; su vida presenta menos incertidumbres si tienen resultas las necesidades básicas a nivel económico y afectivo.

Mayor disfrute: su vida ya no se plantea en términos de lucha y conquista. La experiencia permite ver venir muchos problemas y esquivarlos. Resulta más fácil elegir y apostar por las cosas que hacen disfrutar.

Más equilibrio: se conocen más y se dejan impactar menos por el entorno o el ambiente. Son menos permeables a las críticas, las vanidades o las alabanzas.

Mayor adaptación: relativizan los problemas y han aprendido a controlar mejor el dolor o la frustración.

Más sabiduría: el material acumulado a lo largo de los años es una fuente inagotable de recursos para encarar y resolver problemas del presente.

Más selectivos: la experiencia hace que resulte más fácil distinguir lo realmente importante de lo inmediato y, así decidir qué aspectos son verdaderamente cruciales como para batallar por ellos, pelear todas las batallas.

http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20120504/54287616775/cuanto-mas-mayores-mas-felices.html

RosanaMQ
08-may-2012, 09:41
Que interesante :gracias:

Cotorra
08-may-2012, 16:52
De nada :)

Cotorra
17-jun-2012, 16:22
Buceamos de nuevo en el libro «Qué razón tenía Platón...», de Miguel@ifilosofia, para compartir el verdadero bien del hombre: la felicidad. Segunda entrega de pensamientos con músculo

http://www.abc.es/Media/201206/13/Platon--644x362.jpg

Busto de Platón

1. La felicidad es interior, no exterior; por tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos (Henry Van Dyke).

2. La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo (Victor Hugo).

3. La clase de felicidad que necesito es menos hacer lo que quiero que no hacer lo que no quiero (Jean-Jacques Rousseau)

4. Desciende a las profundidades de ti mismo, y logra ver tu alma buena. La felicidad la hace solamente uno mismo con la buena conducta (Sócrates).

5. Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo (Leon Tolstói).

6. La felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace (Jean-Paul Sartre).

7. Solo hay un bien: el conocimiento; solo hay un mal: la ignorancia (Sócrates)

8. No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices (Robert Louis Stevenson)

9. La verdadera felicidad consiste en hacer el bien (Aristóteles)

10. El corazón alegre hace tanto bien como el mejor medicamento (Salomón)

«Qué razón tenía Platón...» (Espasa) cuando sostenía -como expone Miguel@ifilosofia en su magnífico libro sobre 1001 pensamientos para triunfar en la vida- que la felicidad consiste en el equilibrio entre las tres partes del alma: «Con el alma racional debemos acceder a la sabiduría y a la justicia; el alma irascible nos debe proporcionar fortaleza de ánimo, y el alma concupiscible, moderación o templanza en los deseos materiales».

Si se equilibran esas tres partes del alma se gozará de una vida en armonía.

http://www.abc.es/20120617/cultura/abci-once-pensamientos-felicidad-201206132229.html

Cotorra
28-jun-2012, 23:02
La Asamblea General de la ONU establece esta celebración para recordar que es «un objetivo humano fundamental»

http://www.abc.es/Media/201206/28/dia-mundial-felicidad-ignacio-gil--644x362.jpg

La felicidad, un objetivo humano fundamental

La Asamblea General de la ONU ha proclamado este jueves el 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad, una celebración con la que pretende recordar cada año que la búsqueda de la felicidad es «un objetivo humano fundamental».

El plenario de Naciones Unidas aprobó por consenso una resolución en la que ha establecido ese nuevo día mundial para celebrar que «la felicidad y del bienestar» son «objetivos y aspiraciones universales en la vida de los seres humanos de todo el mundo», algo que deben reconocer ahora los Estados miembros en sus políticas.

Según el texto, presentado por el presidente de la Asamblea General, el catarí Abdulaziz al Naser, es importante que la felicidad y el bienestar guíen «los objetivos de las políticas públicas» de los países.

La resolución reconoce, además, la necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque «más incluyente, equitativo y equilibrado» que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos.

Además, invita a los Estados, agencias de la ONU y organizaciones internacionales y regionales, así como a la sociedad civil, a celebrar de manera apropiada el Día Internacional de la Felicidad, mediante actividades educativas y de concienciación.

En julio de 2011 la Asamblea General reconoció, a petición de Bután, que la búsqueda de la felicidad es «un objetivo humano fundamental».

Bután es el país más feliz de Asia y el octavo del mundo, según Business Week, y su iniciativa en favor de celebrar la felicidad ha logrado un respaldo unánime en la ONU.

http://www.abc.es/20120628/sociedad/abci-felicidad-201206281844.html

Cotorra
07-jul-2012, 22:22
La felicidad no depende del dinero sino de la esperanza y de ofrecerse a los demás, entre otros factores, podría ser la conclusión de un reciente estudio realizado en más de veinte países, en el cual se demostró que el dinero no da la felicidad y que la crisis actual solo estaba afectando negativamente a españoles e italianos. El psicólogo Carmelo Vázquez ha profundizado en esta encuesta y viene a confirmar que no es más feliz el que más tiene ya que conseguir este estado de ánimo depende en un 40 por ciento de uno mismo, mientras que el dinero, y otros bienes materiales, no aportan más del 10%. Lo que resta, señala, es producto mayoritariamente de los genes, el sistema nervioso e, incluso, la educación. En cualquier caso no hay que perder la esperanza, ya que aunque es innata, la felicidad se puede aprender, "aunque con limitaciones ya que hay un límite probablemente fijado por los genes".

Disfrutar un café, oler las flores, mirar la luna, la sonrisa de un niño, contribuyen a sentirse uno más feliz, por eso, recordaba Vázquez, "a pesar de las dificultades que haya, no se puede eliminar el capital de emociones positivas que nos acompañan día a día". "Esto no es nada trivial, es un mecanismo de resistencia enormemente poderoso frente a la adversidad". La gente más feliz es aquella que, en situaciones de adversidad, es capaz de sufrir, pero también de ser feliz, de combinar emociones positivas y negativas; mientras, por el contrario, la gente más infeliz es aquella que tiene dificultades para tener emociones positivas.

http://www.20minutos.es/carta/1532813/0/felicidad/emociones/positivas/